
Las líneas maestras de este mercado unificado, que se anunciaron en mayo de 2015 son por un lado la armonización de las normas de contratación entre empresas y consumidores online por un lado y por otro el facilitar a las compañías la distribución de productos en todo el territorio de la Unión Europea con independencia del lugar en el que residan.
A priori la idea de crear este mercado único digital podría resultar atractiva, pero para sectores sensibles a la exclusividad territorial como el del audiovisual su puesta en marcha perjudicaría gravemente la diversidad cultural ya que provocaría una reducción considerable de la producción audiovisual.
El estudio realizado por la consultora económica Oxera y la asesora en medios Oliver & Ohlbaum “El impacto del acceso transfronterizo del contenido audiovisual para los consumidores europeos”, advierte que, lejos de mejorar las opciones que se ofrecen a los consumidores, quien más perjudicado saldría con el fin de la explotación territorial sería el público y la economía creativa de Europa y representaría, asimismo, una amenaza para la diversidad cultural tanto en términos de producción como de distribución.
Según las principales conclusiones del estudio:
- Se producirían hasta un 48 % menos de contenidos en las televisiones locales y se disminuiría un 37 % la producción local de películas. Asimismo, se dejarían de producir contenidos menos rentables y que supusieran más riesgos.
- Todos los tipos de contenidos –producciones internacionales, europeas y locales independientes– se verían negativamente afectados, lo que supondría una amenaza para la diversidad cultural.
- Debido a la reducción de los valores de producción, el contenido podría verse impactado en términos de calidad.
- El público tendría que afrontar precios más altos o perderían el acceso a los contenidos de los que disfrutan actualmente.

Trabajamos junto con otras asociaciones europeas y alineados con la posición que ha presentado el Gobierno Español al respecto para transmitir a las instituciones europeas el carácter único de cada obra audiovisual en cuanto a financiación, promoción, comercialización y distribución al público, que varía según el territorio, la lengua, las costumbres y la regulación del país del que se trate y para trasladarles que la unificación en un mercado único digital pone en peligro la sostenibilidad del modelo de negocio del audiovisual europeo y con ella su máxima riqueza que es la diversidad cultural que conlleva.